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La desobediencia de los perros se puede curar

Si en la educación de nuestros perros empleamos un lenguaje natural, perfectamente comprensible para el perro, la educación será mas efectiva y menos traumática.

Si golpeamos a nuestro perro cachorro con la mano, una fusta o la correa, provocamos en el miedo y una sumisión neurótica.

Destierra los castigos y abraza una educación asentada sobre el juego, una educación placentera.

En los mamíferos sociales superiores como el hombre, los monos, y naturalmente en los perros, el juego cumple una gran función social como medio de transmisión de enseñanzas.

La terapia para tu perro desobediente no es otra que devolverle la confianza, hacerle sentirse seguro a tu lado y no temer el castigo como punto final de tus ordenes.

Toda reeducación pasa por aprender bien lo que antes se aprendió mal. Tu puedes atenuar o modificar eventuales problemas de obediencia de tu perro o cachorro, si son menores o menos delicados, pero en los casos mas serios lo recomendable es que pusieses el caso en manos de un especialista.

Tal es la facilidad educativa de los perros que se han creado concursos de obediencia, muy populares en Estados Unidos, donde los perros compiten por demostrar Coal es el mejor educado. Y no creas que se trata de pedir al animal ejercicios de extrema dificultad, pruebas solo aptas para perros superdotados.

Esos concursos son la aplicación practica de los actividades que los clubes proponen a sus socios como elementales herramientas para controlar a sus perros: La conducción sin correa, la llamada, el envió hacia el frente, la inmovilidad a distancia del dueño y con distracción y el portar objetos en la boca.
Si lo miras bien, tales ejercicios no son otra cosa que el fundamento de una correcta educación del perro.

El concepto de obediencia ha evolucionado en la ultima década, ya nadie espera que el perro ejecute mecánicamente una serie de ejercicios aprendidos por medios mas o menos coercitivos. La tendencia actual es una educación en la que prima entrega del perro al trabajo a través de la alegría, de un modo espontaneo.

Los intentos de imponer una sumisión constrictiva por parte de personas con poca o ninguna experiencia en el trato con el perro terminan siempre en portentoso fracaso, creando perros asustadizos, temerosos del dueño o animales díscolos, cabezotas cuando no peligrosamente dominantes.
La educación de un perro empieza siendo positiva cuando alcanzamos un punto intermedio entre la sumisión gustosa y la alegría. Mucha gente que acude como espectador por primera vez a un concurso de obediencia se sorprende al comprobar que esta prohibido reñir al perro si se equivoca . El castigo debe estar siempre atemperado por una buena relación entre el dueño y en perro.

Haz bien el proceso de educación del perro 
La relación perro amo es muy similar a la que un hijo entabla con su padre, igual que el niño el perro espera encontrar un protector, un amigo, no un ser injusto y colérico o una falta de sentido común en las exigencias que se le imponen.

Si no quieres tener un perro desobediente empieza por establecer una buena relación con el. Antes de educar un perro debes aprender tu el modo correcto de hacerlo.
El perro equilibrado, bien educado y perfectamente integrado en la sociedad humana es el resultado de un complejo proceso educacional que se inicia en el parto de la madre y no concluye hasta bien entrada la edad adulta.

En ese desarrollo gran parte de los problemas de conducta que se presentan tienen un único culpable, el propietario.
Las ordenes debes darle siempre con un tono firme sin gritar, ten en cuenta que el perro entiende lo que quieres por el tono de voz y la gestualidad de tu cuerpo, no por el sentido de las palabras, el perro no conoce el vocabulario humano. Tus ordenes deben inspirarle confianza, un tono firme pero amable obtiene mejores resultados que una voz airada o colérica.

Estudia bien lo que le pasa
Un perro bien educado no es vandálico, no destroza la casa ni se come las cortinas, ni ladra constantemente ni sale corriendo en dirección contraria cuando el propietario le llama en el parque.

Pero ocurre con demasiada frecuencia que el animal ha adquirido malos hábitos, por ineptitud del dueño o porque fue abandonado muchas horas solo entre las cuatro paredes de la casa sin que nadie le dedicase mas tiempo que media hora de paseo al día. El perro desobediente debe ser analizado por un especialista que diagnostique si la desobediencia tiene su origen en una inadecuada socialización, es miedo excesivo o una naturaleza psicopática.

Un perro estable, que posee un temperamento equilibrado es capaz de superar una mala educación impartida por un propietario torpe, si ese propietario aprende las reglas básicas de relación con el animal.
Si el problema tiene otra raíz, como señalaba antes, es el especialista adiestrador o etólogo, el único que puede resolver la desobediencia atacando la raíz del problema . Siempre hay que comprender las razones que trastornan un problema.

Los reculados obtenidos con los perros problemáticos no son homogéneos, pues el carácter de cada perro depende tanto de su herencia como de la manera en que ha sido criado, socializado y educado por el hombre y aquel entre una cantidad de variables.

Corresponde al dueño averiguar en que se equivoco y tratar de corregirlo, sabiendo que la perseverancia y la paciencia son sus mejores herramientas aliadas al conocimiento de la psicología del perro o cachorro.

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